Describir la realidad a veces resulta complicado. Dormimos un lunes para despertar un jueves, de febrero sigue mayo y se nos pierde noviembre para pasar de octubre a diciembre. Nos distraemos en centros comerciales, evitando la calvicie, frenando las várices, brincando de puesto en puesto, terminando de pagar el coche y arreglándonos los dientes. Nuestra libertad radica en el destino vacacional de dos semanas después de las otras 52 intentando convencer al reloj que se brinque a las 5 para llegar a las 6 y escapar del trabajo al tráfico. Se nos va la vida, como tren que un día decide seguir y seguir sin detenerse.
Simplificamos las cosas. Tachamos de malos a los inmorales, a los homosexuales, a los narcos, a los vagos y a los indios que no terminan de entender que producir el doble es mejor. Simplificamos nuestra espiritualidad con normas morales y rígidas reglas de fe que en vez de encontrarnos nos llenan de desencuentros; con la hija de los divorciados, la madre de la lesbiana, el tío del encarcelado y la muchacha que decidió abortar. Engañamos nuestra terrible ignorancia con educación formal. Y escondemos nuestra inmensa y vasta miseria detrás de un corte de pelo, un nuevo pantalón ajustado, el regalo de una despensita en navidad a la colonia jodida de al lado y alguna pastilla para adelgazar. Dejamos de indagar la complejidad que nos rodea. Dejamos de buscar entender nuestros deseos y nuestas aspiraciones. Se las dejamos a un jefe, a una marca, a un consejo televisivo. Y se nos va la vida.
Tin Dirdamal, haciendo la editorial para Replicante no. 12, Miradas al cine.
8 comentarios:
Pa que veas que no te echo en saco roto: la compré hace rato. Ahorita haré una visita al metro para adelantar mi lectura de lo que me dijiste.
Con esto, a ver si me saludas la próxima vez que me veas.
=)
Está bien: ésa fue la última expresión de mi rencor, pero ya pasó.
también se va la vida haciendo tarea...
A veces también se va no haciéndola.
=)
Una revista visceral, como bien dijiste, damita, pero que se ha mantenido honesta consigo misma. Y eso, en el mundo de sus-razones-tiene-A-sus-razones-tiene-B, creo que es de agradecerse.
También se va haciendo cuentas de cuántos años tendría don Joseph de seguir entre nosotros. (Ya las hice y, sí, serían 150).
Pero no hacerla nunca es recomendable. Para ver el efecto dañino de no cumplir con ella, consultar mi historial en el Claustro.
¡Ah, qué caray! Pues sí, la vida se nos va haciendo cosas y dejando de hacerlas. Por eso, el otro día dije:
- Marcello, ¿Ma ché cosa fai, Marcello?
Y, pus ya lo conoces cómo es, agarra y me dice, me dice:
- Niente
Que agarro y que le digo, le digo:
- ¡Pinche cínico, cabrón!
Y así, nomás, que un buen día se pone a trabajar.
En pocas palabras: hay una nueva entrada en mi blog, si fuera usted tan amable se lo agradecería horrores.
Por lo pronto le chuleo el suyo, ¿cómo ve?, ¡así como lo oye! Neta que los días de agosto fueron productivos, mi estimado: ¡felices cumpleaños pasados!
Querido Marcello:
Yo, el otro día, a la brava, dije: Brava, ¿qué te pasa? Qué me pasa como de qué, me dijo. En su infinita sabiduría -el sonido de la palma de la mano, el cogito ergo sum, esas cosas- volvió a dejarme sin habla. Eres sabia y brava, Brava, respondí. Bueno, esto ya es choteo. Busqué tranquilizarla antes de que todo se saliera de control y terminara mal, pero no pude. En medio de los zapes que me propinaba, volví a preguntar: Pero Brava, ¿qué te pasa? Ya más tranquila, arreglándose y acomodándose, concluyó: Qué ti.
Y así, reflexionando, vuelo a checar su blog, camarada.
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