jueves, agosto 30, 2007

Happy together

Entonces me entra algo así como un amor de padre las cosas que nos pasaron cuando éramos niños Antes de cualquier acción definitiva no pasaré más de una noche con ella el remoto luchar contra la nada que las decisiones están tomadas Y le contó la historia de un antiguo rey de Moab Verdades útiles Como el que mira la hora, el que adivina Un río que ríe suena, se ríe Marzo dos, dosmilsiete Que no te derroten nunca deviene ciento volando y él Montesco entre Capuletos un hombre y una mujer capricho de emperatriz Me inundó la tristeza Todo yo era el Titanic

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh! Hasta ahorita agarré la onda del post. Buen collagge! Ya dos años, no?

Fairest Creature dijo...

Órales. Me es más fácil acordarme del de Cabina, porque es festivo. Es decir, doblemente festivo...

Puuus, felicidades.

Anónimo dijo...

A muchos de mis pacientes les ha pasado, han esperado por horas en tardes de lluvia.

Aldo Iván Espinosa dijo...

Dos años ya, fiel admirador. El blog y yo nos hemos vuelto amigos: yo me equivoco y él me perdona.

Aldo Iván Espinosa dijo...

Es que Cabina llegó con los reyes, damita. Será por eso que, aunque los tiempos sean malos, siempre tiene buena estrella.

Aldo Iván Espinosa dijo...

Siguiendo su trayectoria, querido doctor, y revisando los síntomas que usted con tanto esmero investiga, le recomiendo los poemas de El pastor amoroso, de Alberto Caeiro. Pueden darle luz sobre los abismos y las tardes de lluvia. Sobre todo aquellas líneas que dicen: "Va alta en el cielo la luna de la primavera./ Pienso en ti y dentro de mí estoy completo."