domingo, agosto 12, 2007

Del libro del profeta Isaías

Me pasa ahora como en los días de Noé: entonces juré que las aguas del diluvio no volverían a cubrir la tierra; ahora juro no enojarme ya contra ti ni volver a amenazarte. Podrán desaparecer los montes y hundirse las colinas, pero mi amor por ti no desaparecerá y mi alianza de paz quedará firme para siempre. Tú, la afligida, tú la zarandeada por la tempestad, la no consolada: He aquí que yo mismo coloco tus piedras sobre piedras finas, tus cimientos sobre zafiros, te pondré almenas de rubí y puertas de esmeralda y murallas de piedras preciosas. Destierra la angustia, pues ya nada tienes que temer, olvida tu miedo, porque ya no se acercará a ti.

54, 5-14.

2 comentarios:

Fairest Creature dijo...

¿Qué me pasa? Lloré con el fragmento, chales, ¡malditas hormonas de señora!

Ah, alguien ha estado oyendo a CR a escondidas, ji.

Aldo Iván Espinosa dijo...

Sí. El fragmento es triste y bello. Como la vida, creo.

A escondidas. En verdad parece que así ha sido.