jueves, julio 28, 2011

Práctica

La primera vez en intentarlo le resultó un chapuzón de aquellos. La segunda vez fue sólo con el agua hasta los hombros, haciendo bucitos (pues no era cosa de morirse ahogado). Ya más adelante practicando en lo hondo, flotando suavemente y sin ser requerido por nadie, secándose al sol sobre la arena (orilla granulada, mitad yerbajos, mitad guijas del Jordán), pensando o sin pensar, a solas, en silencio. Cuando por fin caminó sobre el agua era ya todo un experto, y al roce de ese líquido oscuro (agitado, frío, en vaivenes) recordó ciertas cosas. Nada que pudiera explicarse justo en ese momento.

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