Sueño de nuevo con esa casa
donde lo visto una sola vez
vive para siempre.
Una como tú –con otra forma–
se combate a sí misma a lo lejos.
No hay un porqué pero hay un pájaro
y se escucha, no huyes, no andas,
no tocan a la puerta,
abro.
Anhelos de tez cobriza
se asoman al umbral, comparten
un corazón que va de mano en mano
y hablan cosas de la vida sencilla
en aquella casa.
En el sueño dicen
encanto, centella, heces, gorrión,
túnica o malaquita,
queriendo decir algo distinto.
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