que se separan, como el caimán que
pierde a su caimana, como los listos
a las listas, como el siamés lloremos.
Pongámonos un platito de leche
por si alguno por hambre vuelve, prima
del primo, nombres en clave, reynoldo
a reynalda, cambio.
Lo
que siguió
fue así como muy triste, y nadie quiere
contarlo, y lo sepultan en los templos,
se nos ponen de madera los dientes,
y en nuestro epitafio, ¿recuerdas?, dice:
“Por eso".
El mundo
es de tus enemigos,
y toro y tora horadan en la noche,
y pegan con algo, y siguen rascando.
Aquello saca chipas, los deslumbra,
diamantes.