amor nos tocó con sus manos frías.
Nada lo detuvo. Brotó una misma
causa en toda la tierra, el mismo asunto
corría en los caminos, y nacieron
iguales las cosas distintas.
Los
días
de los hombres, con su tesón de lucro
y de dominio, fueron derribados,
repelidos sin descanso por nuestra
buena alianza, y se extinguían jurándonos
que volveríamos a encontrarlos.
Y así sucedió. Nada los detuvo.
Pero fuimos lo mejor por mil años,
y el mundo nos necesitó, a cada hora.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario