jueves, mayo 31, 2012

Primicia


Habían las cosas sin nombre y las
que sí lo tenían. Ellos, ¿de cuáles
eran? 
          Se dieron dioses uno al otro,
sabían a pastura y flema, estaban,
todo cabía. Miraron la sombra
nacer sin ser enterrada, bailando
negra y saliéndosele a los cuerpos
como por una grieta. 
                                   ¿Estaban sanos?
¿Convalecían? Lava y luego piedra
y luego mundo: soñaron. 
                                             Querían
pertenecerse, ir a tientas, llevarse. 
Y el viento los tocaba y los gastaba. 

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