El cazador supo
de ti
en la madrugada
de su pensamiento
Salían como
aliento frío
tú y él, de
aquella tiniebla
donde todo lo
demás se desconoce
Tu corazón hecho una piedra
penetra en un
arroyo seco,
pozo convertido
en la boca del que sueña
Se adivina en
todas las cosas
tu fina figura de
corzo,
eco sonando,
canto en el canto, espejo
Pronto, a galope
o con campanas,
piel y día habrán
comenzado
-la restauración
de todo o casi todo
Aquello vendrá
hacia ti ardiendo,
con fulgor de
astro transparente,
contra tu arcadia
de pastura y doncella
Llegará así, sin
que lo sepas,
piso vuelto
amarre o chasquido,
o trueno que
pica, caricia en tu entraña
Darás un paso,
dolerá,
borbotón de
relámpago, devorando
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