Dice Quirarte en su Invitación a Gilberto Owen, que la del poeta es una presencia fantasmal: que su paso por el mundo, por momentos, no deja rastros. O los evita. Siempre de viaje. No tuve tiempo de meditarlo: con apenas veinte hojas leídas, perdí el libro.
Yo no tengo como tú, querido Gilberto, jaibas bibliopiratas que amueblen sus guaridas con mis libros. Debió olvidarse, acaso lo sé, en alguna mesa del café que frecuento, o en cierta biblioteca, o terminó en alguna banca, o en el cine, abandonado.
Te haría gracia. De qué le sirve a alguien que nunca ha leído tu obra, saber que eras de Sinaloa, que tenías pinta de indio americano, y que tú, como tantos otros, tenías aptitudes para las cosas inútiles. Al antiguo dueño de aquel libro lo tomarán por lelo. Pero si miran la fotografía de Clementina Otero, te envidiarán, sin duda.
Por mi parte, en estos días haré dos cosas: como todos los segundos meses son febrero, y porque los Owen se pierden ese mes, te recordaré leyendo tus cartas de amor a la señorita Otero, y saldré a la calle a detener a quien quiera oírme, para decirle: no habrá de creérmelo, pero alguna vez, cierto libro, fue mío.
Y no lo sé, pero es posible que vuelva en mí asustado, al recorrer en sueños algún nombre: “Andador del Misterio que te Alumbra”.
Yo no tengo como tú, querido Gilberto, jaibas bibliopiratas que amueblen sus guaridas con mis libros. Debió olvidarse, acaso lo sé, en alguna mesa del café que frecuento, o en cierta biblioteca, o terminó en alguna banca, o en el cine, abandonado.
Te haría gracia. De qué le sirve a alguien que nunca ha leído tu obra, saber que eras de Sinaloa, que tenías pinta de indio americano, y que tú, como tantos otros, tenías aptitudes para las cosas inútiles. Al antiguo dueño de aquel libro lo tomarán por lelo. Pero si miran la fotografía de Clementina Otero, te envidiarán, sin duda.
Por mi parte, en estos días haré dos cosas: como todos los segundos meses son febrero, y porque los Owen se pierden ese mes, te recordaré leyendo tus cartas de amor a la señorita Otero, y saldré a la calle a detener a quien quiera oírme, para decirle: no habrá de creérmelo, pero alguna vez, cierto libro, fue mío.
Y no lo sé, pero es posible que vuelva en mí asustado, al recorrer en sueños algún nombre: “Andador del Misterio que te Alumbra”.
17 comentarios:
Cierto libro aún me pertenece. Pero mi posesión es entrecortada: a veces una escena, otras veces un personaje. De vez en cuando, al hojear otras lecturas, me asalta una sensación casi "dejavú", porque me parece haber leído antes algo parecido.
Es entonces cuando, en homenaje a esas páginas fugaces, me sirvo de mis recuerdos para aderezar alguna conversación, al calor de la compañía precisa y el brebaje predilecto.
Lo mejor es la sonrisa que surge cuando, inadvertidamente, me descubro pensando en el siguiente libro, en la próxima línea, en el recuerdo inminente...
Toda mente atesora, en instantes vitales, su propia biblioteca de Babel.
El misterio siempre poético de la pérdida... Por cierto, terminé mi libro, me gustaría que le hicieras una lectura... Como siempre, un regocijo el texto tuyo...
Andrés Avelino Herrera Sánchez
Cuánta razón tienes, querido Ivanius. En mi biblioteca personal habitan noches de Cormac McCarthy –ese mundo que se deshace al tacto, vuelto cenizas–, misterios resueltos desde mi mesa de trabajo, a manera de Bustos Domecq, o amores que lo arrasaron todo a su paso, cual caricia veloz y colosal de huracán.
En aquella biblioteca también atesoro mi yo perezoso, mis muletas para esos triunfos que cojean siempre de algún lado, y las cartas de amor que le debo a cierta estudiante de letras. Y lo que se lee entrelíneas, lo que se lee, lo que sé.
Un abrazo.
Jo-Jo
Siguiendo el juego:
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La biblioteca de una casa es el rincón sagrado; el rincón de los sueños.
Seguro estoy que si en cada casa hubiera uno, y se venerara y respetara a la par quel de la Virgencita, estaríamos del otro lado como raza.
Que siga la fiesta.
¿De qué está hecha la vida sino de pérdidas, querido Andrés? Encuentros, pocos. Y a veces sólo se encuentra para perder lo encontrado. En resumen, y con cierta licencia poética: lo encontrado siempre lleva las de perder.
Ya lo sabes pero lo digo: con gusto leeré tu libro.
Te mando un fuerte abrazo.
nunca es suficiente. no es lo que encuentras para después perderlo. si temes en la pérdida conviertete en piedra o en un mueble de tu casa y aun así acabarás por desgastarte. considerar a la pérdida como problema es como considerar a la muerte como un problema. son lo que son y no se cuestionan. es como quererse asfixiar con la propia mano. hay gente que lo intenta toda la vida. yo creo que hay mejores cosas por hacer.
un abrazo fuerte para el próximo valiente de 29
javier coss
Eso. Un lugar santo. Un sitio donde se llegue con las heridas abiertas y sanen. Con las manos vacías y que se colmen. Con el corazón y la sonrisa y el espíritu fulminados sólo para volverse más fuertes.
Un sitio donde habiten los buenos, los que llevan el fuego. Un sitio donde los colores del mundo alumbren los sueños, aunque ya no existan ni el sueño, ni el mundo, ni sus colores.
Hermano: No es lo que se pierde sino lo que deja de leerse. O parafraseando a Owen: Esta mañana me sorprendo con el libro tan perdido que temblamos.
Por lo demás, convertirme en piedra no me parece mala idea. Pero me gustaría ser una piedra encontrada por una mujer con gusto por las piedras: que me puliera, que lavara cada mañana mi cuerpo de piedra, que me llevara con ella a donde fuera, que viera en mis grietas las marcas del sueño y de un tiempo antiguo, el trazo de una ciudad celestial cien veces más bella que ésta. Y que me perdiera en una apuesta de amor. Y que me perdiera.
Tu hermano valiente de 29.
Llueve. Me pregunto si también se fue la luz. Porque hace tiempo que no se puede leer aquí.
Ai le encargo al velador que se dé una vuelta...
Me uno a la demanda de Ivanius. Poque una cosa es que hace mucho que no comente, y otra que no me pare por acá a leer.
Och, ¿a quihoooras?
Otra cosa es que no sé cómo le va a hacer para sofocar esta revuelta de Fáns.
Que más que llegar a revuelta, es un gritillo desesperado que toma fuerza a cada día.
Se abre la convocatoria a todos los fans de este blog y a visitantes distraídos:
Vengan a molestar a Aldo Iván, que está debiendo post desde hace rato.
EEEEOOOOO!! EEEEOOOOO!!!
Cierto, cierto. Nos debes un post.
Mientras tanto, los visitantes sólo escuchan el eco de sus propias palabras...
Esperamos, por lo menos, que la prolongada ausencia sea signo de prosperidad, que no de olvido. Saludos.
Me tienes totalmente harta. Ya escribe.
Aldito:
Aunque digas que nadie quiere a tu blog yo lo quiero, no nos vemos muy seguido, pero cuando nos vemos lo hacemos con cariño, no lo he leído todo, he de confesarte que a veces las secciones grandes no las leo, mis ojos de siglo XX tienden a escanearlas, pero existen mis consentidos, los que he leído una y otra vez. Tal vez no visite al blog para ver que se ha hecho de nuevo y los visite sólo a ellos, como cuando no te gusta alguien, sólo su lunar. Su carta de cumpleaños, las pragmáticas soluciones de tu padre en cuanto a los insectos, imaginarme a tu novia la botarga y reírme siempre con el chiste que nunca pudiste contarle a Milán siempre me hacen sentir, no bien, no mal, sólo sentir. Te dije que algún día cuando tuviera algo que escribir te escribiría, escríbeme tú pronto.
mmmm aunque atrasado...
¡¡Feliz Cumpleaños Don Aldo Iván!!
jaja y sí me acuerdo que día es, el 15 de Marzo aaaahh ¿verdad que sí?
ese día es mi santo.
Es día de Santa Luisa de Marillac.
Cuídese mucho.
Lo quiero.
Hasta luego.
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