Querido amigo:
Que no te consuman la ilusión ni su impertinente ánimo de conquistador, que no haga nido en ti la fiebre absurda del amor ni su ternura. Pero si te consumen, si anidan en ti pule tu escudo, alista la espada y combate sin mucho afán su estela de marzo y jacarandas. Que no surquen tu frente deseos de emperador, que dominar al hombre sea siempre dolor y pobreza. Pero si surcan y no duele pon bajo tu lengua cianuro, huye, quema tu corazón en el fuego que a los mapas ha de devorar. Procura ir por el mundo sin esperar nada a cambio, cuida que no levanten de ti ni bustos ni memoriales. Pero si esperas que sea entonces la hora de tu enemigo, y si los levantan que sea por error sobre el mar, en el vacío de los cajones. Que no te derroten nunca, que el brazo triunfal que se eleve no sea el de tu retador. Pero si te derrotan, si aquel brazo se eleva di que tu mujer es más linda, que fundaste imperio en amores clandestinos, que nada azaroso te es ajeno. Que estás intacto.
Y si en Emel fuiste esclavo y en Cinco de Mayo pidieron tu cabeza por amor, si en los mares del Norte descubriste la tibieza y lo fugaz, si en las rutas de Oriente inventaste el truco de volar, el compuesto químico que anula la conspiración, celébralo.
Siempre tuyo,
Valdés Espinosa.
Y si en Emel fuiste esclavo y en Cinco de Mayo pidieron tu cabeza por amor, si en los mares del Norte descubriste la tibieza y lo fugaz, si en las rutas de Oriente inventaste el truco de volar, el compuesto químico que anula la conspiración, celébralo.
Siempre tuyo,
Valdés Espinosa.